dimarts, 8 de març del 2016

La anémona

Hace unos días se llevó a cabo la segunda entrega del Jardín de la Floris. Esta vez tocaba un ramito de Anémonas, que para los helénicos significa “flor del viento” y le pertenece a la diosa Venus.

La anémona tiene dos connotaciones, la negativa indica desvanecimiento y también un sentimiento de haber sido abandonado; además denota inestabilidad. La connotación positiva simboliza la anticipación, también se le atribuye el traer la suerte y proteger a las personas contra el mal.

Siguiendo la mitología la anémona denota amor intenso pero frágil, momentáneo o amenazado.

Anémona significa “hija del viento” y si hacemos caso de la mitología, Céfiro, el dios del viento que anuncia la primavera, se enamoró perdidamente de una ninfa. La esposa de Céfiro, cegada por los celos convirtió a la ninfa en flor, en una anémona blanca.

Adonis, un joven cazador, tan sumamente hermoso, que la mismísima Afrodita se enamoró de él. Cuando Adonis nació, era un bebe tan hermoso que Afrodita quedo hechizada por su belleza, así que lo metió en un cofre y le pidió a Perséfone que lo guardara. Pero cuando está descubrió el tesoro que guardaba el cofre, se quedó prendida de él también. Esto desencadenó una disputa entre ambas. Finalmente Zeus puso fin a esta disputa, Zeus dictó que un tercio del año Adonis viviría con Perséfone, otro tercio con Afrodita y el resto, él solo. Adonis, enamorado de Afrodita, no aceptó el dictamen de Zeus, y decidió pasar casi todo el año con ella, y juntos comparten la afición favorita del joven: la caza.

El amor entre Adonis y Afrodita, fue corto pero intenso, ya que el joven Adonis murió cuando un jabalí salvaje le clavó los colmillos en la ingle. Aunque en realidad el animal era Ares, el amante celoso de Afrodita, transformado en bestia para asesinar así a su rival.


Cuando Afrodita corrió a socorrerle se hirió con unas zarzas y sus gotas de sangre se transformaron en unas flores parecidas a las rosas que se llamaron «adonis». La tristeza de Afrodita fue terrible, y roció la sangre del bello Adonis con néctar, surgiendo de la mezcla una anemona, que por la sangre del joven quedó teñida de rojo. 

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