Hoy hace exactamente 10
años que Fernando Alonso hacia historia, se convertía en el primer español en
ser campeón mundial de Fórmula 1. Nunca podré olvidar la sensación de aquel
día, sensación que se repitió en 2006. Cada vez que veo imágenes recordando
aquella tarde en Interlagos se me eriza el vello y se me empañan los ojos.
Espero con todas mis
fuerzas que esa sensación de alegría se vuelva a repetir, porque Fernando
Alonso es muy grande, y merece unos pocos títulos más.
Para recordar aquel
momento os pondré un fragmento del libro Volando Sobre el Asfalto, de Antonio
Lobato:
“En la salida crucé los
dedos. Ése es el momento más peligroso de una gran premio y donde el índice de
probabilidades de sufrir un accidente es más alto. Fernando salía desde la pole
y eso siempre reduce la posibilidad de altercados, pero cualquier error,
cualquier toque podía convertir esa tarde en una pesadilla. Las luces del
semáforo se fueron encendiendo una a una. Cuando brillo la quinta, todo el
mundo contuvo la respiración. Yo lo hubiera hecho también, pero tenía que
seguir narrando. La salida fue limpia y las primeras vueltas de la carrera
relativamente tranquilas, Poco a poco se acercaba el final.
Y llego la última vuelta:
parecía mentira, pero solo le separaban - solo nos separaban - 4.309 metros de
uno de los momentos más importantes de la historia de nuestro deporte. Fernando
Alonso tenía que completar una vuelta más y sería campeón del mundo. En la cabina,
Pedro, Gonzalo y yo no podíamos esconder nuestra emoción. La retrasmisión
caminaba a trompicones porque los tres expresábamos lo que sentíamos en ese
momento, ya solo un fallo, una avería mecánica del R25 podía arrebatarnos la
gloria. Faltaba algo más de un minuto para poder disfrutarla. Fernando dejó
atrás Mergulho, la curva número 11, y desde Junçao encaro la larga subida hacia
la línea de meta. Solo quedaban tres curvas, dos…
- Si esto es un sueño, que nadie me despierte, por
favor, que nadie me despierte – pronuncié desde los más profundo de mi alma,
una frase que caló profundamente en muchos aficionados.
[…]
- A Fernando Alonso de queda una curva. Ahora sí,
¡Campeón del mundo!
Fernando Alonso pasó por debajo de la bandera de cuadros en tercera
posición, con los dos puños en el aire para demostrar la tremenda emoción que
tenía dentro. Cuando cruzo por la línea de meta, no solo se convirtió en
campeón, sino también en el campeón más joven de la historia de la F1. En ese
momento, imagine a Emerson Fitipaldi dando un respingo de resignación. Y aunque
probablemente sonrió, estoy seguro de que un poco si le dolió que ese español
de 24 años le arrebatase un honor que él había mantenido durante 32 temporadas.
Fernando levanto su puño al cielo de Sao Paulo al tiempo que Michael Schumacher
notaba una gran sensación de vacío en su interior. Él aun no lo sabía, pero en
ese preciso instante hacia acabado su época de triunfos en la Formula 1.
[…]
Alonso seguía recorriendo la pista haciendo los pajaritos con la manos,
rememorando a El Chavo del Ocho, uno de sus personajes televisivos favoritos
cuando era niño; levantando los puños, lanzando besos al aire y poniéndose las
manos en la cabeza como sin acabar de creerse lo que había logrado. Se quitaba
por fin de encima la inmensa presión que había soportado hasta ese momento.
Cuando llegó con el coche al pit lane, se tomó su tiempo.
Fernando Alonso se puso de pie sobre el asiento del coche, se quito el hans,
el casco, y la balaclava. Se limpió el sudor de la cara con una
parsimonia desesperante y, una vez tomó, aire, dio un paso adelante haciendo equilibrios
y desde lo más alto del coche grito como un loco.
- ¡Toma, toma, toma! – Y de la fuerza que empleo
en el grito le salieron un par de gallos.“
Como he dicho, este
fragmento pertenece al libro de Antonio Lobato, el cual recomiendo leer a todos
los aficionados de la Formula 1, tanto a los que lo admiran como a los que lo
critican. Los que lo adimiran, como es mi caso, disfrutarán de sus anécdotas y
lo admirarán más aún, ya que en la Formula 1 no es oro todo lo que reluce, y
Lobato nos lo descubre. Para aquellos que lo critican, entenderán muchas cosas,
y quizás dejen de criticarlo tanto.
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